Protesta silenciosa el 6 de octubre del 2010 por la paz en Monterrey

Aquella protesta parece que no ha servido de mucho. Pero la intención fue genial.
He aquí el dato segun vivirmexico.com



La semana pasada, siendo más precisos el miércoles 6 de octubre les dábamos cuenta de una más de las balaceras que a diario sacuden Monterrey, con el agravante de que ésta se registró en uno de los cruces peatonales más concurridos del centro de esta ciudad, resultando muerta una joven estudiante universitaria: Lucila Quintanilla Ocañas.
Luego de pasar el trago amargo de esta artera agresión no solo a una familia sino a la sociedad regiomontana entera, lo que al día siguiente comenzó como una muestra de cariño de parte de sus compañeros de escuela al llevar una ofrenda y algunas veladoras al sitio donde cayó muerta, se ha convertido en el corazón de una protesta silenciosa que la ciudadanía está dirigiendo a las autoridades por la falta de garantías para andar tranquilamente por la calle.
El día de ayer la manifestación cobró un nuevo simbolismo, pues espontáneamente se decidió llevar las veladoras rumbo a la Catedral de la ciudad, para lo que van formando una línea en medio del paseo peatonal Morelos, a la cual también se van sumando pancartas con pensamientos o pequeños recados en hojas de papel llevados por los más pequeños. Una frase, un dibujo, un “Reza por nosotros” que refleja la indignación y la solidaridad que la tragedia ha despertado entre los regiomontanos.

Si por un lado el Gobernador del Estado justifica la oleada de violencia que en el último par de semanas se ha recrudecido a la labor que están llevando contra el crimen organizado, por otro la ciudadanía está cansada de verse en la posibilidad de quedar atrapada entre una balacera, recibir una bala perdida, de temer por la seguridad de los miembros de la familia que están fuera de casa. El estado de angustia, si bien no raya aún en la histeria, es demasiado alto y lo peor es que no se ve remedio a corto plazo, mientras estemos metidos (gracias Felipe Calderón) en esta guerra contra el narco.
Y mientras la línea de veladoras seguía su vehemente camino hasta el centro religioso, en una colonia al sur de la ciudad se registraba otra balacera en la cual además de dos policías, resultó lesionado un menor de edad que caminaba de la mano de su mamá al momento de los hechos. Así está Monterrey.
Imagen: Fermín Tellez